viernes, 2 de diciembre de 2011

CALMA TOTAL


El pie izquierdo no me quiere hacer ni caso, así que lo intento con el derecho. Es inútil, no dará resultado. No lograré moverme; lo he intentado mil veces, día tras día, con yermo resultado. Siento como mi pecho se expande y se contrae con lento ritmo, en una especie de firme coraza. Mis ojos completamente abiertos vagan desesperadamente intentando comprender, y se encuentran con los satíricos y burlones gestos de un pequeño mocoso, que parece prestar demasiada atención a mi aspecto para poder entender mi angustia. Es su madre quien de un pequeño empujón lo devuelve al mundo real, “Deja en paz a ese maniquí y date prisa”.

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