martes, 20 de septiembre de 2011

ESCENA PRIMERA


Te encuentras de pie sobre tus zapatillas de deporte, ensangrentadas. Eres incapaz por completo de recordar cómo demonios has llegado a la habitación en la que te encuentras, en la que no estás sól@; un cadáver te acompaña, adornado con un tiro en la cabeza. En tus manos reposa un viejo revolver del treinta y ocho, todavía humeante, que cae al suelo nada más percatarte de su presencia.

Desconoces la identidad de la persona a la que estás contemplando desde tu erguida posición, pero un olor ocre invade tus fosas nasales y no sabes por cuanto tiempo podrás permanecer en la habitación. Te agachas sobre el cuerpo, aún caliente, y tratas de averiguar si conoces o no al dueño del cuerpo que descansa a tus pies, inmóvil.

Sus rasgos no te resultan familiares, aunque si su vestimenta, que reconoces exactamente igual que la tuya, consistente en un simple pantalón de algodón gris, como desteñido después de quizá demasiados lavados, unas zapatillas de deporte blancas, sin ninguna característica peculiar y un jersey de lana azul, con una especie de insignia bordada en la parte izquierda del pecho.

No resistes por más tiempo el olor a sangre coagulándose y decides salir de la habitación. Te diriges a la puerta y tras flanquearla oyes las voces de dos o quizás más personas, pero eres incapaz de reconocer el idioma en el que mantienen su conversación. De repente te invade una extraña sensación, un relámpago ha tomado forma en tu cerebro y una apremiante sensación te impele a actuar.

Antes de que te des cuenta, te habrás decidido por una de estas tres alternativas: a) Vuelves rápidamente a la habitación con el fin de atrincherarte, esperando que el revólver contenga alguna otra bala más que la que ha servido para acabar con la vida de tu, hasta hace podo, compañero de habitación y uniforme. b) Esperas lo más tranquil@ posible a que las personas que has oído se acerquen y confías en que, salvando las distancias del idioma, puedan arrojar algo de luz a tu actual situación, explicándote quién eres y que estás haciendo allí. c) Decides salir de la habitación tomando la dirección opuesta a la de las personas que has oído hablar entre si, no sabes que estás haciendo allí ni mucho menos quién eres y crees que será mejor darte un poco más de tiempo antes de entrar en contacto con nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario