martes, 20 de septiembre de 2011

ESCENA QUINTA

Tus mejillas se han secado por completo, ya que ahora se encuentran a merced del gélido viento de la noche, una vez que te has despojado del casco. Han pasado menos de dos minutos desde que tus extraños compañeros de reparto se han dejado caer, inertes por completo y faltos de energía.

Echas un rápido vistazo a la valija que todavía sostiene el soldado de tu derecha. No parece contener nada demasiado pesado, a juzgar por su reducido tamaño. La tomas con tu mano derecha y la sostienes un rato frente a ti, como en un extraño ritual de reconocimiento. Decides no abrirla todavía, esperas poder continuar con tu marcha –ahora en solitario- un poco más, ya que aun te encuentras demasiado cerca del complejo.

No esperas poder encontrar gran cosa inspeccionando los cuerpos de los robots que permanecen rendidos a tus pies, ya que solo portan cada uno un cinturón a mayores de lo que tú llevas encima. Te haces con los cinturones, cruzándotelos por el pecho. Tampoco deseas averiguar ahora mismo lo que puedan contener, aunque no crees que pueda tratarse de algo que pueda significar la diferencia entre la vida o la muerte. Todo lo contrario opinas de la valija que ahora descansa sobre tu cadera izquierda, colgada de uno de los cinturones.

Dedicas un ultimo vistazo al complejo donde esta mañana te has ‘despertado’ y te pones en marcha, portando los dos cintos de tus compañeros, la valija que reposa sobre tu cadera y las tres ligeras y extrañas armas de rayos. Todavía ignoras como poder abrir fuego con ellas, pero aun no es el momento de averiguarlo.

Pese a saber que te encuentras en busca y captura, te sorprende que no haya ningún vehiculo aéreo tras tu pista, ni que miles de hombres invadan ya el bosque con el fin de capturarte. No te huele bien del todo, pero prefieres huir de una vez por todas, ya tendrás tiempo de conjeturar sobre todos los detalles.


Es noche cerrada, pero eso no supone ni el más mínimo de los problemas para ti, puedes ver perfectamente, gracias una vez mas a tu maravilloso casco, que parece incorporar algún tipo de visor nocturno. Es una ventaja poder moverte de noche con la misma velocidad y seguridad que lo hubieses podido hacer de día.

Mientras caminas echas mano a un compartimento de uno de los cinturones que portas sobre tu pecho, cuyo contenido extraes. Se trata de una diminuta cajita negra, demasiado pesada para el poco tamaño que ocupa. Puedes contar hasta tres cajitas similares en cada uno de los cintos. Guardas el resto y te propones a abrir una de ellas.

Después de prestar atención a la cajita durante un buen instante, te das cuenta de que sobresale de una de sus caras una pequeña superficie del tamaño de una tarjeta telefónica. Forcejeas un rato con esa especie de tirador y al fin logras activar el mecanismo de apertura. Solo que no se trata de un mecanismo de apertura, sino de un mecanismo de detonación, y rápidamente arrojas la cajita lo más lejos posible de ti.

La detonación provoca un gran estruendo a unos treinta y cinco metros de tu posición, dejando un gran cráter alrededor del punto de impacto. Te sorprende no haber salido volando por los aires, pero si pretendías dar pistas de tu paradero, no podías haberlo hecho mejor.

Echas a correr poseid@ por el pánico; ahora tus perseguidores saben que posees explosivos y estas segur@ de que serán mucho mas persuasivos de lo que ya han sido. Al poco tiempo te encuentras en un claro del bosque. A tu alrededor, decenas de soldados en el suelo, caídos del mismo modo que tus dos compañeros, intuyes. Junto a ellos, una veintena de vehículos de transporte de tropas y quizás una docena de vehículos puramente de asalto, con grandes armas encajadas en sus partes superiores.

Te preguntas si acaso todos y cada uno de tus perseguidores y quizá todos o alguno de sus superiores puedan ser seres robóticos que necesiten la luz del sol para poder subsistir, y se te ocurre que tal vez puedas utilizar semejante hecho en tu favor.

Aun ensimismad@ en tus pensamientos, divisas a lo lejos una luz que desciende del cielo, se trata de una especie de nave espacial o de un moderno helicóptero, silencioso por completo. Del interior del vehiculo aéreo surgen seis soldados mas, ataviados de forma distinta que tus perseguidores. No parece que te hayan descubierto, mientras tanto, permaneces agazapad@ entre unos arbustos que rodean el claro de bosque.

No vas a permanecer el resto de la noche agazapad@ enre los arbustos. Antes de que amanezca habrás tomado de nuevo la iniciativa, y tomaras una de las siguientes decisiones: a) Esperas, pacientemente entre los arbustos, que los soldados de la nave no te encuentren, e intentas seguir tu camino una vez se hayan marchado. b) Decides delatar tu posición y acercarte a los soldados de la nave. c) Esperas que los soldados regresen a la nave y se vayan para hacerte con un vehiculo terrestre y huir del bosque lo antes posible. d) Antes de que los soldados te encuentren, das media vuelta y vuelves al complejo del que has huido. Si todos los soldados han ‘caído’ es posible que puedas moverte a tus anchas por el complejo para recabar algo mas de información. e) Ahora es un momento como otro cualquiera para intentar probar suerte con las armas y descifrar su funcionamiento. Seis soldados no son demasiados y tal vez tengas suerte. f) No puedes aguantar la curiosidad y decides abrir la valija mientras los soldados siguen buscando entre las tropas que permanecen en el suelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario